Cuando la gente de a pie, los que pasan los
días y las noches en el hospital sobreviviendo como pueden, te agradecen el tener
un bidón de agua al alcance; se lavan las manos y te miran con gratitud
mientras te dicen unas palabras en lingala y te dedican una sonrisa, te das
cuenta de la importancia de nuestro proyecto, de haber dado en el clavo. De las
buenas ideas que tiene mi querido Rodrigo. De la buena inversión que hemos
hecho. Nos demuestra, una vez más que con poco, podemos hacer mucho, que hacen
falta grandes proyectos aquí, por supuesto, pero que mientras lleguen, se puede
ir adelantando mucho. Toda esta gente, hoy tiene agua. Agua limpia y a su
alcance. Agua, jabón y papel para poder mantener una higiene básica,
fundamental en un hospital. Y lo agradecen.
Con un poco más de tiempo y presupuesto se
podrá hacer una buena canalización, con todo lo que conlleva. Pero la realidad
es el ahora. Aquí se vive el presente más que en ningún sitio que haya
conocido. Y estas familias pueden lavarse HOY. Igualmente, enfermeras, médicos
y demás personal del hospital, cuando vayan a abrir el grifo y se encuentren
que no sale una gota (es decir 20h al día, aprox.) tendrán un bidón al lado con
50 litros de agua. Transparente, clorada… con jabón y papel. Os podéis imaginar
lo que cambia esto las cosas.
Ya quedan pocos bidones por colocar. En la escuela, que
también era necesario. El trabajo ya está casi terminado. Sólo queda lo más
importante, la continuidad. Para lo que hemos contratado a un responsable, que
se muestra emocionado con su nuevo trabajo y su bata blanca. Su historia,
conmocionante como tantas aquí, os la contamos otro día.
La
continuidad de los proyectos y su mantenimiento siempre son la parte que más
miedo da, pero confiemos en el buen hacer de las personas que se quedan aquí.
Ver la importancia que le dan a nuestro proyecto y lo contentos que se muestran,
nos hace tener mucha esperanza.
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