viernes, 28 de junio de 2013

En botica

Lo bueno de que algún voluntario de Kimbondo se vaya es que se hace una fiesta. En este caso se marcha Trinidad, la monja burgalesa que lleva aquí 4 años. La fiesta en Casa Patrick (la de los discapacitados) ha sido emocionante. Los niños han comido, bailado, reído y cantado para la hermana que se despedía. Hoy es su última noche aquí, y puedo entender su preocupación por el futuro de todos estos niños. Aunque en el fondo ella y yo sabemos que la Casa queda en buenas manos.

Congo no tiene ese color radiante de África. Echo de menos las noches estrelladas donde ves el cielo rebosante de luciérnagas... todo son puntitos blancos. O por el día, el cielo azul intenso... aquí no, aquí hay una continua calima que no sé explicar muy bien. Incluso en los días de calor, de sol radiante, el cielo no es el mismo que he conocido en otras partes de África. Recuerdo viajar por España con mi mujer y parar el coche en medio de la nada y admirar las estrellas. Aquí no pueden disfrutar de esa belleza natural (por lo menos en la estación seca que es lo que conozco).
Hemos puesto en marcha el protocolo de atención al malnutrido. Hemos elaborado unos carteles para la sala intensiva y para el pabellón de neonatología. Les hemos enseñando a preparar las leches de alimentación especiales... ahora sólo queda que cuando nos marchemos sigan trabajando como han aprendido. Se han puesto los medios, técnicos y de formación, ¿funcionará?.

En la sala intensiva trabajan en tres turnos algunos enfermeros. Os los voy a presentar, porque a falta de un intensivista, son ellos los que manejan la sala. Mamá Nicole, joven y parlanchina. Mamá Jessica, metódica y calladita. Papá Edo, una máquina que no para de trabajar. Papá Philibert, el capo; el más anciano, el que dirige el cotarro. Entre los cuatro manejan la sala 24 horas al día, 7 días a la semana. Son cuatro y se sobran y se bastan para atender una sala en la que hay sitio para 14 pacientes (ó 16 si la situación lo requiere) y que suele estar casi siempre repleta. Ah! Aquí también hay estudiantes, y de vez en cuando te puedes encontrar con Mamá Jennifer haciendo sus prácticas. Ellos son los encargados de ejecutar los tratamientos y evaluar a los pacientes. Además, cuando se trata de niños del orfanato son también los auxiliares de enfermería, listos para asearlos, darles de comer, etc. Esta figura aquí realmente no existe, así que hemos conseguido inventarlo. Son las madres las que se encargan de la alimentación de los pequeños, de su cuidado básico, así que también impulsamos la educación de estas madres. Todos los miércoles hay una trabajadora (disculpen que no recuerde su nombre) que se dedica a realizar las tareas de educación para la salud. ¿cuándo hay que ir al médico? ¿qué deben comer los niños? ¿cómo se previene el Sida?... es curioso verla con el megáfono... a voces... gritando cosas que no entiendo pero a quien la mayoría de la gente parece prestar atención.

Mamá Aminata es la farmacéutica y a la vez supervisora de enfermería. Estudio en Bélgica, y se nota su calidad a la hora de trabajar. Otra máquina, con ganas, y a la que todo el mundo respeta en Kimbondo. No os puedo presentar a todos los médicos y trabajadores porque son más de 100, pero he de deciros que, como en bótica, hay de todo. Los hay vagos y maleantes, y los hay asombrosamente volcados en lo que hacen... aunque en general podemos regirnos por la regla africana de Hakuna Matata. Sin prisa, hacemos las cosas poco a poco. La prisa mata, quiero amigo.

miércoles, 26 de junio de 2013

A diario

Lo bueno de los tratamientos es que a veces funcionan. Pero alguien me decía que fundamental es también el realizar un diagnóstico correcto. Cosa que a veces puede ser difícil estando en Kimbondo. Hablemos de las patologías un poco, que por esto somos un blog de enfermería tropical.



Quizás el mayor problema al que nos enfrentamos en Kimbondo, por el número de casos que evidenciamos, es la anemia. En sus diversas formas, desde la drepanocitosis hasta la anemia provocada por la malaria o por una carencia de nutrientes y/o hierro. Ya os comenté el hecho de que aquí se alcanzan los límites del cuerpo humano, pero la anemia es un fuerte enemigo con el que debemos lidiar todos los días.
Hace unos años el Padre Hugo construyó uno de los centros de transfusión más modernos de las afueras de Kinshasa. Gracias al trabajo de este centro se hacen campañas de donación, y se atienden transfusiones a diario y a todas las horas del día. Nunca había imaginado que canalizar una vía periférica pudiera ser tan dificil. Los edemas son un mal compañero para ayudarnos en esta tarea. Si a esto le sumamos las tensiones tan bajitas... se convierte en un reto el conseguir venas donde puncionar... además son tan pequeños...


(Artesanía en Boboto)

Otro de los grandes grupos son las infecciones. Parasitarias como la malaria, víricas o bacterianas. El número de infecciones es bastante alto en general todo el año. Ahora porque estamos en la estación seca y fría, hay más casos de neumonías. La sequedad del ambiente (con muchísimo polvo y contaminación) no es un buen colaborador en la situación ya de por sí débil de algunos niños. El tifus o el dengue, así como la tuberculosis o la meningitis son patologías bastante comunes acá en Mont Ngafula. Chorros de antibióticos y antipériticos corren a diario por la pediatría (sin tener muy claro el hecho del cumplimiento terapéutico total para evitar las resistencias...). Que quede claro, usamos cuatro tipos de antibióticos. Pero parecen eficaces.

Y la malnutrición. Quizás uno de los males, o de las patologías más injusta. Podemos ver como hay veces que aparecen pacientes realmente desnutridos, pero lo que más me llama la atención es la situación de gran parte de la población. Éstos no sufren una desnutrición gravísima, pero sí de una moderada que condiciona cuasi todo en sus vidas. La escasa variedad de la dieta congolesa no ayuda a que la situación pueda mejorar. Encontramos costumbres como la de sólo desayunar y cenar (casi siempre los mismos alimentos), o la de sólo comer hidratos como el pan, sin que haya aporte vitamínico o proteico suficiente. La malnutrición no es, por tanto, un problema de los niños que hemos podido ver por la tele, si no de una población infantil global que no tiene lo suficiente para comer correctamente. Todo ello tiene repercusiones a nivel de desarrollo del niño fundamentales. La capacidad de aprendizaje, de atención, de desarrollo de la inmunidad, … (ver coste del hambre en África y Etiopía) El eslogan de dieta sana y variada aquí es realmente un problema, pero en dirección contraria a la nuestra. Aún así persiste la costumbre ancestral, que creo que protege la supervivencia de la especie, de que primero comen “los primeros” (el macho alfa, y las crías más fuertes) y lo que sobra es para el resto. Hablamos de alimentar familias de 8-10 personas en un país en el que los supermercados grandes tienen policía armada en la puerta, así que imagen los precios de los productos que te permiten tener esa dieta variada...




No quiero hablar de malformaciones y demás, que como en todos lados, también se dan (muchas veces provocadas por las malarias u otras enfermedades que las madres padecen) o del VIH, quien se sigue cobrando miles de vidas... En fin, una variedad bastante controlable, pero rara de ver en España. Ahora asocien una anemia grave, con una malaria y una malnutrición. Todo ello en un paciente pequeñito, en un bebote, en un cocó que dicen por acá... ¿lo mejor? El cuerpo humano lucha sin parar, obrando milagros a diario. A diario.







  

lunes, 24 de junio de 2013

Hogueras de San Juan

Lo bueno de la gente con experiencia es que, si abres bien los oídos, puedes sacar algunas buenas reflexiones. Llevo 3 años estudiando enfermería y acabo de caer en que todas, absolutamente todas las enfermedades, tienen un coste mental o sicológico. Por muy leve que sea. Nunca deja uno de ser los suficientemente tonto. Hemos hablado de la Iglesia, de la pobreza congolesa, de la forma de ser de los congoleses... pocas conclusiones pero muchas reflexiones. Iglesia de hombres, reparto de riqueza por hombres, congoleses que son hombres... parecemos nuestro propio lobo, lupus.


Sonya sigue mejorando, esperemos darle el alta en breve. La lactancia materna es eficaz (grandes patrones de enfermería) y la ganancia ponderal de peso también es buena. El problema de la cultura africana es que, acudir al médico u hospital, es el último recurso. Así pues, muchas de las veces es demasiado tarde. Aún así, el buen ritmo sigue, y médicos y enfermeras siguen salvando muchísimas vidas gracias al impulso de Mamá Ncocó y del padre Hugo. Decía que es un último recurso por muchísimas razones. Por un lado, las distancias son muy largas por los intransitables caminos. Por otro, nos encontramos con el miedo al coste de la atención e incluso con las creencias en las curas chamánicas que siguen vigentes en muchas poblaciones (con las graves consecuencias que ello tiene: hemos lanzado una campaña de sensibilización para la población promoviendo la atención médica temprana de los más pequeños).

(Sonya con su mamá)

Uno de los nuevos proyectos de la pediatría son los niños mayores. Como sabéis es una pediatría - orfanato, eso quiere decir que hay muchos niños que son criados aquí. Crecen, van a la escuela, ... Y, felizmente, llega un día en el que cumplen los 18 y algo hay que hacer con ellos. Es una pediatría y aquí no se pueden quedar. Hasta ahora estos jóvenes permanecían en algunos pabellones ocupando salas con poco uso, ya que el gran amor sentido por el hijo criado imposibilita al padre el botarlos a la calle. Hoy les hemos trasladado a una nueva casa que se compró para ellos. Y con los jóvenes se ha instalado un educador. Juan Bautista. Un niño soldado angolés que llegó a Congo huyendo de la guerra. Aquí conoció al Padre Antonelo que le dio un hogar y una educación. Y todo ello le convirtió en un joven educador y rehabilitador social, que desde hoy se encarga de ayudar a los jóvenes de Kimbondo a encontrar el camino para la reinserción socio-laboral, como una vez hicieron con él. Una historia maravillosa. Juan ya trabajaba en la pediatría desde hace unos meses echando una mano en la casa Patrick, desde esta tarde, lo hace en la nueva casa. Pero ahora es jornada completa. Antes iba y venía todos los días, esta noche es la primera que pasa con ellos en el palacio. Es curioso como se le ha contratado. Salía de su turno en casa Patrick, y, sobre la marcha se le ha recolocado de puesto, y de casa para dormir. Ya no tendrá que viajar todos los días, se queda con nosotros. ¿Lo más curioso? Hoy celebramos su santo. Feliz día de San Juan, feliz proyecto.






viernes, 21 de junio de 2013

Ganancia de pescadores

Lo bueno de la música es que es un modo de expresión realmente eficaz. Las madres son las que llenan la sala intensiva acompañando a los pequeños que luchan por su vida. Algunas, o casi todas, en algún momento del día les cantan. Bajito, dulcemente, sin querer hacer ruido. Fuera, algunos familiares cantan a Dios, fuertemente, con los brazos en cruz y mirando hacia el cielo. No hay luz, y mientras una fuerte luna ilumina, la escena es bonita... cantan a su Dios para que ayude a su familiar enfermo.
Les hablaba de la malnutrición y de lo mala que es. Pues bien, la niña, Sonya, acaba de empezar a mamar de la teta. Eso quiere decir que por fin tiene fuerzas para succionar. Lo estamos haciendo bien. Y sobre todo su madre, que es quien está cada día luchando con ella. Asi que ahora vamos combinando la leche terapéutica con la lactancia, esperemos que siga bien.



Poco más hay que contar. La rutina de la pediatría comienza a eso de las 6 de la mañana. El sol se esconde a eso de las 18, y aquí la vida se acompaña casi siempre del astro. A las 7 hay misa para comenzar el día, al que asisten unos pocos. Y a las 8 es la hora de entrada de todos los trabajadores, que vienen de lejos y no quiero ni imaginar cuánto tardan en alcanzar Kimbondo (pero bueno, la puntualidad no es gran cosa por aquí y, viendo las formas de transporte, es comprensible).



La sala de juegos de la Casa Patrick (los discapacitados) parece, completamente, el primer mundo. Juguetes y cacharrería de fisioterapia donada por los amables italianos. Allí, un fisioterapeuta y una aprendiz realizan todos los días ejercicios a algunos niños. Sidicael, por ejemplo se sujeta con un bastón (ya os mostré una foto), Julio trabaja todos los días para desarrollar la habilidad de los pies (también le visteis), y en fin, algunos tienen en este momento del día su gran diversión (y avance terapéutico).



He podido charlar con algunos papás sobre Congo. Lo tienen claro, el problema son las autoridades. Allá en Etiopía Ato Befekato me decía que no estaban preparados para la democracia. Hoy creo que el problema es que la democracia no es la forma de vida africana. Hemos exportado nuestros sistemas (políticos y de vida) a un continente que tenía los suyos propios. Y hemos armado el caos. Ese caos nos permite seguir expoliando sus recursos y desarrollar nuestra cultura. Si mantenemos el caos, podemos sacar provecho, ¿no?, cómo era eso que decía la abuela... a río revuelto...




Mañana toca pintura en Boboto, la casa de los niños a partir de 8 años. Hoy han estado limpiando y lijando las paredes, así que la jornada entre niños y pintura promete ser divertida. El mantenimiento se hace poco a poco, hay tantas cosas que hacer y que arreglar, que si te fijas, simultáneamente hay muchísimas cosas desarrollándose . Están construyendo un nuevo pabellón cerca del de VIH y están rehabilitando una nueva casa para los voluntarios. Hoy la he visitado con el Padre Hugo y es realmente bonita y grande. Nos ha invitado a que nos vengamos a vivir aquí... al palacete que dice él.




jueves, 20 de junio de 2013

Pocos mucho, muchos nada

Lo bueno de los niños es que te devuelven una sonrisa que es capaz de devolverte la fuerzas si las has perdido. Tan inocentes y con tanta fuerza. Hace unos días os hablaba de la neumonía de un pequeño, rápidamente está cogiendo fuerzas. Pero ingresó Sonya, una niña de un mes con la malnutrución más severa que yo haya visto (aunque tampoco es que pueda presumir de una experiencia grande). Pues deberéis saber que lleva en tratamiento un día y medio y está mejorando. No sólo porque hayamos conseguido que se siga el protocolo, si no porque hemos conseguido que la madre se involucre. Al ver a la niña en la cuna, con la sonda puesta, le daba miedo (pienso yo...). Tranquilamente le explicamos que cogerla en brazos es fundamental, el amor todo lo cura. También le explicamos la rutina de alimentación que tenía que seguir (ver) y lo está cumpliendo. Se sorprendió de que un mundele (un blanco, un dólar con patas, que creo que decía Kapuscinski) se acercara hasta la sala de cuidados intensivos en medio de la noche (las 22:30) para asegurarse de que el bebé comía. Creo que eso animó a la mamá a luchar y a cuidar intensamente de su pequeño (quizás el octavo que tiene) y hoy habían desaparecido la hipotermia y el letargo. En los manuales se dice una cosa curiosa sobre felicitar a la madre y al personal enfermero cuando hacen las cosas bien. Creo que es de los puntos más importantes. No podemos comportarnos como máquinas que hacen su trabajo y punto. Aquí hay que explicar muy detalladamente hasta la última cosa que hay que hacer.



Los mitos, las leyendas, los rumores son casi como una cultura paralela que vive en Congo, y creo que en toda África. Y además, en todo lo relacionado con las enfermedades, la cosa se agrava. Mitología sobre los niños que no comen (o que no se agarran bien a la teta...), sobre el Sida y las formas de curación, sobre los discapacitados (relacionando éstos con castigos divinos)... y un sin fin de cosas curiosas y directamente ligadas al nivel de educación (también en aquellos que estudian cualquier cosa, ya que estoy comprobando que la rumorología es como otro tipo de educación paralela que reciben y que asumen como ciencia... casi todos). O los estereotipos... me decía un amigo que, charlando con algún africano, éste le había confesado que sabía que él era rico... sencillamente porque tú como blanco tienes la opción de viajar a África, pero él nunca podrá salir de aquí. Un niño me confesó que de mayor quería ser médico para tener un chófer. Otro que cuando fuera grande iba a viajar a Europa para volverse blanco y regresar a la pediatría con un montón de regalos para todos los niños... Un padre de un paciente del hospital se dirigió hacia mí como doctor, y le dije que no lo era. Miró mis zapatos y me espetó: “pero si un mundele lleva zapatos de doctor, es porque debe ser doctor”, refiriéndose a mis chanclas del Frank de la Jungla. Y yo, que no soy ni enfermero sólo pude devolverle una sonrisa y escuchar lo que me tenía que decir. He vuelto a conversar con los que llevan aquí 30 años y han conocido la verdadera miseria africana. No tengo palabras para poder imaginar  como debió ser aquella época, lo que puedo constatar es que dentro del caos, las cosas van mejorando lentamente. 

(El director de la fundación Kimbondo hace tiempo)

El libanés que me atendió en una tienda me confesó que en Kinshasa hay mucho dinero, pero mucho. Que hay buen bussines. El problema, como siempre, el reparto de ese dinero y el provecho que unos pocos pueden sacar de él a costa de unos muchos.  

lunes, 17 de junio de 2013

Reemplazo en la cuna

Lo bueno de los atascos es que puedes usarlos para desarrollar virtudes como la paciencia infinita. Pero cuando se producen en la noche congolesa se hace raro. Quieres llegar a la pediatría pero nadie te da ninguna pista de cuando ocurrirá el maravilloso hecho de alcanzar Kimbondo. Hemos realizado algunas compras fundamentales, tales como vajilla de plástico, cubos, nevera, cocina, … Y todo ello al ritmo africano. Que aquí se denomina malembe, malembe (despacio, despacio). Ha sido un día largo, pero provechoso.


Admirar el caos de la circulación de Congo parece una película en la que no consigues entender bien que está pasando. Sólo dos carriles, sin embargo se improvisan el número que se necesiten en el momento de adelantar. Un caos muy caótico. Motos en dirección contraria, coches que te adelantan por la derecha, intermitentes que no deben funcionar, luces largas a destiempo y con ritmos que parecen indicar algo. Como también lo parece el hecho de tocar el claxon del vehículo. Alguien me dijo una vez que hay que tocar el pito simplemente para que sepan que estás ahí (luego ya adelantas, o te incorporas a la vía, …). Es una experiencia muy viva. Aparecen guardias improvisados que se ponen a dirigir el tráfico momentaneamente para aligerar el embotellamiento... Cuando la calzada se queda bloqueada las motos optan por asaltar la teórica acera. Así pues, los peatones se convierten en el elemento a esquivar forzándole a que se aparte. Hoy he visto a un papá explicándole a cada motorista que él no se movía de la acera, que esa zona era para los peatones. Todos le han hecho caso en los 4 ó 5 minutos que ha estado cerca de mi.

Ayer celebramos el día del niño africano. Música, baile,... Creo que conmemora algo que pasó en Sudáfrica, prometo documentarme.


      (Comida contra la  malnutrición)

En fin, una nevera pequeña pero con llave, alrededor de 500 dólares (la más barata...), un paquete de tabaco lo mismo que una cerveza. Más menos 80 céntimos de dólar (800 francos).


La pediatría sigue funcionando y Bernabé, que lleva día y medio sin fiebre, ya ha sido reemplazado por otro paciente con neumonía en la sala intensiva. Mientras Bernabé empieza a coger fuerzas en su pabellón, con el resto de sus compis, la radiografía de Mwakazi revela una posible neumonía de las gordas. Menos mal que son fuertes, muy fuertes.

Entre panes

Lo bueno de cada día es que trae nuevas cosas. De los dos niños que seguía más de cerca, uno ha vuelto a su pabellón del orfanato en Casa Patric, donde la hermana Trinidad (burgalesa de nacimiento) se hace buen cargo de ella. Cathy.
El otro, Bernabé, al que ya os mostré en una foto, sigue hospitalizado con una neumonía grave y con una severa deshidratación. Le han puesto sueroterapia (ese líquido que te ponen siempre en cualquier ingreso hospitalario en Madrid, colgando de un palo que luego paseas por los pasillos) y han cambiado el tratamiento. Esperemos que mejore. Hoy ha comido despacito a través de una pequeña jeringa, y ha jugado un poco. Y lo mejor, ha sonreído. Lo que cualquier niño de su edad debería hacer. Pero Bernabé es VIH positivo y está muy malito, por lo que arrancarle una sonrisa es difícil. Ahora le miro y creo que me reconoce. También creo que los dos estamos a gusto.
Hemos cambiado de tienda donde compramos el pan para todos los niños de la pediatría. Los libaneses están aquí desde hace tiempo y son los que tienen el monopolio de muchos comercios, entre ellos, el pan. Hemos cambiado, como digo, a una congolesa. Un lugar muy peculiar pero con un pan muy bueno.
Mientras conversábamos con los trabajadores de la panadería he descubierto la fuerza que tiene la religión en el pueblo congolés. Me decía que por qué seguía fumando, y yo le he preguntado que cómo hizo para dejar el vicio. Respuesta sencilla. Con la ayuda de Cristo. Curioso. A mi la terapeuta me recomendó unos parches, a papá David le bastó con la ayuda de Dios y se alejó de la nicotina.
(Haciendo pan sin luz en horno de leña)

Cosas que debéis saber. La manera formal y educada de llamar a la gente en Congo es con Papá o Mamá. ¿curiosos verdad?... papá Rodric me dicen por aquí. Los cortes de luz son normales (y por lo poco que conozco, parece que es así en casi toda África subsahariana). Los chinos están muy presentes, así como los indios, los libaneses o los árabes en general. El otro día en una tienda me decía un libanés que si yo era árabe... en fin. La manera de conducir seguro que la conocéis si habéis pisado el continente negro (o si conocéis alguna parte de Italia). La comida básica es el fufú, una masa a base de mandioca con un sabor muy peculiar, que a mí, personalmente, no me gusta. La moneda es el franco congolés, y 10 dólares vienen a ser 9.000 francos. Kitoko quiere decir bonito. El mosquito es capaz de atravesar el pantalón “de pintor” que te aconsejan que te compres cuando vas a venir. El sol se pone a eso de las 6 de la tarde, así que la vida comienza también a las 6 de la mañana. Si no hay luz, sólo queda dormir (kolala). Comer se dice kolia, y ven aquí se dice yaka. Ah! Los niños son niños en todas partes, así que no hay que tener ningún miedo en jugar con ellos. El blanco, como en no sé qué libro, sigue siendo un dólar con piernas.



viernes, 14 de junio de 2013

Regalo de hermano

Lo bueno de la pediatría es que no es como el Congo. Lo malo de la pediatría es que los niños que crecen aquí algún día deberán salir a la calle a buscarse la vida. Y como la pediatría no es más (ni menos) que un pequeño paraíso, la cosa se complica. Aquí el Padre Hugo Ríos y la doctora Laura Perna han conseguido que los niños coman tres (o cuatro) veces al día. Se asean a diario, van a la escuela y tienen atención médica. Lo que podríamos denominar una atención integral, que dirían los listos. Pero eso sólo ocurre acá y en muy pocos sitios más.
Para todo eso se vale de un batallón de trabajadores (alrededor de 140) y una legión de voluntarios. Todos los meses llega desde Italia una remesa para el pueblo de la pediatría de alrededor de 50.000 euros. ¿se imaginan mantener a cerca de 1.000 personas entre trabajadores, niños, profesores, mantenimiento?... mucho mantenimiento. Todo en África se arregla, tirar no es una costumbre muy usada.
Una de las patas indirectas de la pediatría son aquellos que suministran cualquier cosa al centro, lo que denominaríamos beneficiarios indirectos. La panadería, la fotocopiadora, las tiendas de suministros de todos los tipos (arroz, cosas de electricidad...), así que no son sólo los niños los beneficiados con el trabajo hecho aquí. Si no también otros muchos congoleses que reciben aquello que viene desde Italia (y ahora España).

Hoy hemos colocado parte del material que hemos traído. Hemos estado haciendo labores propias de enfermería. Básicamente alimentación infantil y cuidados básicos. Curas... Las heridas aquí son bastante espectaculares. La alimentación básica (con poca proteína) no ayuda mucho a la cicatrización de todas esas heridas infantiles.
Lo bueno es que siempre pueden sorprenderte, un niño discapacitado que anda, un autista que se acerca y te sonríe, un malnutrido que sale de la sala de cuidados intensivos... una enfermera que hace lo que se supone que debería hacer...

¿qué hago por aquí? Básicamente cosas de enfermero raso, que diría el otro... curas a montón (las heridas están realmente infectadas y malolientes muchas de las veces), dar de comer a aquellos que no tienen quien les dé, organizar para que trabajen, enseñar cómo hacemos las cosas en España y tratar de que lo hagan... 

Otros voluntarios están para atender los baños de los más pequeños, para diseñar y construir las instalaciones nuevas... en fin, somos una gran familia que se reparte las tareas más o menos ordinarias. Pero, si estás leyendo esto, quedas oficialmente invitado a probar esta otra forma de vida. ¿otra forma de vida? Un ejemplo. Por aquí hay un italiano que vive aquí, joven, enfermero. Pues bien, hoy papá Wili (congolés) se me acercó para darme un regalo para el joven italiano. ¿adivinan? Un desodorante.
Espero que las fotos les gusten.  
(Lavado de dientes en la casa de los discapacitados)

(Nací sin brazos, miren como manejo los pies)

(Música en la pediatría, gran fisioterapia)


PD: mate un mosquito.

miércoles, 12 de junio de 2013

Si oyes cascos... piensa en cebras


La sala de espera se me hace diferente. La gente está en la calle, construir sale caro, así que hablamos de pabellones donde el espacio para atender a toda la gente que acude se maximiza y al familiar le toca esperar fuera. 
Las patologías son diferentes, dicen algunos, pero si lo miramos bien, la fisiología también cambia. Veamos los niveles de hemoglobina, por ejemplo. Este dato suele ser el que el médico utiliza para ordenar una transfusión (generalmente va asociado a unos signos evidentes para los sabios) y cuando baja de 8 puntos, los doctores suelen recomendarlo. Aquí se espera hasta el 6 ó 5, y la gente hace vida con variables de este estilo asombrosamente bajos (para nuestra opulenta vida).
Pero como decía, la gente espera en la calle. Durante el día bajo un pequeño panel de metal, para protegerse del sol. Cuando éste cae, lo que encuentras son muchas mamás acurrucadas casi siempre en grupo y ocultas por un pareo grande y fino. Siempre pensé que era para quitarles el frío, ahora me pregunto si también les protege del mosquito. Porque deberéis saber que se camuflan de tal forma que, entre la oscuridad sólo distingues colores chillones mezclados con oscuros sin poder atisbar ni tan siquiera los ojos.


Ser africano es una forma de vida donde se pone a prueba la maquinaria que es nuestro cuerpo. Y los límites parecen bastante altos.
Y sí, las patologías son distintas. En el cole de enfermería aprendí sobre la fiebre, y el niño. Y hay descrita una patología que engloba a los dos. Ayer me decía el doctor que en África, cuando hay hipertermia, lo primero que te tiene que venir a la cabeza es la malaria. Si oyes cascos al trote piensa en caballos, no en cebras, me decía una buena amiga. La regla también funciona aquí. Sólo debes cambiar caballos por cebras. Si evidencias fiebre, piensa en malaria. No lo olvides si viajas a la tierra del mosquito. Kolala malamu (que duermas bien).    


lunes, 10 de junio de 2013

Desde la mosquitera 2.0


Escojo el mp3 para que suene aleatoriamente. Mientras suena I wonder soy más consciente de que comienza el viaje a África, y soy consciente de aquello que leí en algún libro, de que, tal vez no sea África el mejor sitio para el turismo moderno, pero sí para recuperar la magia de la existencia humana. Y esto es una carga de viaje que se me hace muy agradable.
Las expectativas, como siempre son muchas, pero lo mejor es dejar los pensamientos a un lado y procurar que sea la propia esencia, la propia sonrisa de los niños los que nos lleven lejos.

Para aquellos que no conozcan haremos un pequeño plano de la pediatría y de la estructura de la Fundación pediátrica.
Por un lado tenemos la atención sanitaria: realizada a través de unas cuantas instalaciones: pabellón de cirugía menor, Rayos X y laboratorio (es curioso observar el libro de análisis... al día hacen más de 100 test de gota gruesa para malaria...), sala para el dentista (que viaja cada cierto tiempo desde Italia). Otro pabellón es para aquellos pacientes adultos, y sin recursos, enfermos de VIH u otras patologías como tuberculosis, hepatitis... Son los únicos adultos que encontramos por allí. En ese mismo pabellón encontramos la zona de hospitalización general para niños, con especial enfoque cardiológico (se ven algunos doctores voluntarios y sin vacaciones que merodean por la sala ajustando los tratamientos) y el pabellón de consultas y la sala intensiva. Éste queda cerca de la entrada, por lo que se mezclan pacientes externos, que van colgando de la espalda de sus madres buscando algún tipo de atención médica, con los propios habitantes huérfanos de Kimbondo..
También tenemos la farmacia (y almacén de suministros sanitarios), tenemos el maravilloso centro transfusional (del que todos estamos tan orgullosos), los cimientos de lo que será el quirófano, cocinas, lavanderías y capilla.

La otra pata de esta fundación, de este cuidado integral del niño sin recursos... el orfanato. Divido en varios pabellones según la edad, y con uno especial para los menos capacitados (o que requieren mayor atención). Encontramos hacia el final la joya de los voluntarios, el pabellón de neonatología... maravilloso mundo de niños.

Circundando la pediatría tenemos las escuelas Padre Claret Kinshasa, para todos los niños de la pediatria, pero también para los del barrio. Que no es más que el extrarradio de la gran capital. En concreto se llama Mont Ngafula, o monte verde. Y desde aquí os escribimos. Pero las historia están aún por contar... espero que las queráis leer. Pero ahora, sshhhh... todos duermen. 

Pd: muchísimas gracias a todos por vuestro apoyo, ha sido una pasada. Lo malo, me compromete a contaros muchas cosas... espero estar a la altura.  

domingo, 9 de junio de 2013

Mbote Kimbondo

Mbote Kimbondo, u Hola Kimbondo... por fin el proyecto que iniciamos el año pasado, gracias al trabajo y esfuerzo de todos, se está haciendo realidad.

Partímos el día 10 de junio con más de 90 kilos de ayuda para la pediatría de Mamá Cocó. Estos últimos meses han sido un poco locura, que si visado, billetes de avión, cuadrar vacaciones de los voluntarios, coordinarnos con otras organizaciones presentes en el terreno... Unas cuantas horas colgados del teléfono y mirando la pantalla del ordenador. Pero ya está aquí. Tenemos todo el material que era urgente para la pediatría (y algo más), así que ahora nos toca llevarlo hasta allí.

Este es el primer post sobre esta misión, pero podéis seguirnos y estaréis al tanto de todo.

Quiero aprovechar la ocasión para agradecer el esfuerzo de todos los que han puesto su granito de arena. Esperanza y Mariano (grandes doctores, también en eso del amor), Juanlu (el jefe), Manolo (el enfermero), Ana (la otra enfermera), Dr. Fernández (el doctorcito de bebotes), Julia (la auxi), Alberto y su santa esposa... pero voy a dejar de decir nombres porque si no seguro que olvidamos alguno, y eso estaría feo.

Queremos dar las gracias a los laboratorios que también se han involucrado en esta misión y que muy amablemente nos han ayudado a alcanzar los objetivos propuestos.

Con la crisis algunos me decían que no íbamos a encontrar ayuda, lo que nos hemos encontrado en realidad: hay crisis, pero hay más amor y solidaridad. Y por eso queremos daros las gracias a todos los que de alguna forma participáis en la misión, aunque sea sólo difundiendo este blog. Entre todos lo hacemos posible. GRACIAS.

 
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