Lo bueno de cada día es que trae
nuevas cosas. De los dos niños que seguía más de cerca, uno ha
vuelto a su pabellón del orfanato en Casa Patric, donde la hermana
Trinidad (burgalesa de nacimiento) se hace buen cargo de ella. Cathy.
El otro, Bernabé, al que ya os mostré
en una foto, sigue hospitalizado con una neumonía grave y con una
severa deshidratación. Le han puesto sueroterapia (ese líquido que
te ponen siempre en cualquier ingreso hospitalario en Madrid,
colgando de un palo que luego paseas por los pasillos) y han cambiado
el tratamiento. Esperemos que mejore. Hoy ha comido despacito a
través de una pequeña jeringa, y ha jugado un poco. Y lo mejor, ha
sonreído. Lo que cualquier niño de su edad debería hacer. Pero
Bernabé es VIH positivo y está muy malito, por lo que arrancarle
una sonrisa es difícil. Ahora le miro y creo que me reconoce.
También creo que los dos estamos a gusto.
Hemos cambiado de tienda donde
compramos el pan para todos los niños de la pediatría. Los
libaneses están aquí desde hace tiempo y son los que tienen el
monopolio de muchos comercios, entre ellos, el pan. Hemos cambiado,
como digo, a una congolesa. Un lugar muy peculiar pero con un pan muy
bueno.
Mientras conversábamos con los trabajadores de la panadería he descubierto la fuerza que tiene la
religión en el pueblo congolés. Me decía que por qué seguía
fumando, y yo le he preguntado que cómo hizo para dejar el vicio.
Respuesta sencilla. Con la ayuda de Cristo. Curioso. A mi la
terapeuta me recomendó unos parches, a papá David le bastó con la
ayuda de Dios y se alejó de la nicotina.
Cosas que debéis saber. La manera
formal y educada de llamar a la gente en Congo es con Papá o Mamá.
¿curiosos verdad?... papá Rodric me dicen por aquí. Los cortes de
luz son normales (y por lo poco que conozco, parece que es así en
casi toda África subsahariana). Los chinos están muy presentes, así
como los indios, los libaneses o los árabes en general. El otro día
en una tienda me decía un libanés que si yo era árabe... en fin.
La manera de conducir seguro que la conocéis si habéis pisado el
continente negro (o si conocéis alguna parte de Italia). La comida
básica es el fufú, una masa a base de mandioca con un sabor muy
peculiar, que a mí, personalmente, no me gusta. La moneda es el
franco congolés, y 10 dólares vienen a ser 9.000 francos. Kitoko
quiere decir bonito. El mosquito es capaz de atravesar el pantalón
“de pintor” que te aconsejan que te compres cuando vas a venir.
El sol se pone a eso de las 6 de la tarde, así que la vida comienza
también a las 6 de la mañana. Si no hay luz, sólo queda dormir
(kolala). Comer se dice kolia, y ven aquí se dice yaka. Ah! Los
niños son niños en todas partes, así que no hay que tener ningún
miedo en jugar con ellos. El blanco, como en no sé qué libro, sigue
siendo un dólar con piernas.
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