La sala de espera se me hace diferente.
La gente está en la calle, construir sale caro, así que hablamos de
pabellones donde el espacio para atender a toda la gente que acude se
maximiza y al familiar le toca esperar fuera.
Las patologías son diferentes, dicen algunos, pero si lo
miramos bien, la fisiología también cambia. Veamos los niveles de
hemoglobina, por ejemplo. Este dato suele ser el que el médico
utiliza para ordenar una transfusión (generalmente va asociado a
unos signos evidentes para los sabios) y cuando baja de 8 puntos, los
doctores suelen recomendarlo. Aquí se espera hasta el 6 ó 5, y la
gente hace vida con variables de este estilo asombrosamente bajos
(para nuestra opulenta vida).
Pero como decía, la gente espera en la
calle. Durante el día bajo un pequeño panel de metal, para
protegerse del sol. Cuando éste cae, lo que encuentras son muchas
mamás acurrucadas casi siempre en grupo y ocultas por un pareo
grande y fino. Siempre pensé que era para quitarles el frío, ahora
me pregunto si también les protege del mosquito. Porque deberéis
saber que se camuflan de tal forma que, entre la oscuridad sólo
distingues colores chillones mezclados con oscuros sin poder atisbar
ni tan siquiera los ojos.
Ser africano es una forma de vida donde se pone a prueba la maquinaria que es nuestro cuerpo. Y los
límites parecen bastante altos.
Y sí, las patologías son distintas.
En el cole de enfermería aprendí sobre la fiebre, y el niño. Y hay
descrita una patología que engloba a los dos. Ayer me decía el
doctor que en África, cuando hay hipertermia, lo primero que te
tiene que venir a la cabeza es la malaria. Si oyes cascos al trote
piensa en caballos, no en cebras, me decía una buena amiga. La
regla también funciona aquí. Sólo debes cambiar caballos por
cebras. Si evidencias fiebre, piensa en malaria. No lo olvides si
viajas a la tierra del mosquito. Kolala malamu (que duermas bien).
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